Oleo sobre tela: noviembre 2009

sábado, 7 de noviembre de 2009

Primero, seccion de oleo sobre tela de 60X80 caballo cafe, 2009

20 Poemas desesperados y una cancion para mi muerte

Eres sustento base infinita,
piel de cordero cubre mis culpas,
tuerce mis brazos quema mi conciencia,
escupe mi terquedad e ignorancia.

Las cenizas cubren mi espalda al levantarme, me arrastro
me reincorporo mil veces, las mismas me arrepiento de hacerlo,
trepa a mi cien, marca tu nombre, condéname.

Azulejos de desidia me rodean,
empuja mis ganas al vacío, rodea mi cuello para salvar mi pensamiento.
alas de león me salvan, mientras caigo el suelo se aleja,
la tortura de no morir se transforma en toda una vida.

La existencia se reduce a nada y me invita a desaparecer
¿Quien deseará alcanzar mi porfía de no existir?
extirpa mi cuerpo entero de mi espíritu
déjame blandear al viento mi muerte

La gloria se alcanza en un segundo,
la congoja se eterniza por toda mi vida
podría permitirme ofrecer la hiel que bebí
pero en soledad se traga rápido y sin vergüenza.

Descanso al fin bajo mi inicio
desde donde vengo es donde terminare, sentencia superior,
escrita en el delgado papel de la fe.

II

Duermo bajo un cielo de espadas,
temo que se suelten y la inevitable gravedad de mi enfermedad
condene el grito incorruptible desde mi garganta.
El calor desapareció de pronto
¿Se pude sin calor saber lo que es un abrazo?

Descanso sobre una pared de grueso abismal
no entiendo su razón
no puedo ni siquiera pensar en atravesarla
no puedo ni siquiera imaginar lo que hay del otro lado
seguro si es pena en abundancia

Me pongo del color de una calle mojada,
no hay nada mas triste que una calle mojada
las guerras mojan con sangre las calles
las protestas sin motivo, con sudor,
las despedidas con lagrimas de odio y de amor.

Ahogo mis ojos de espectador
con la primera piedra en las manos
me dice el gran poeta que la suelte
cae y cuando golpea el suelo
el perdón golpea mi corazón
abre la carne para ser mas directo
y entiendo al fin mi posición de lapidado mas que espectador.

Cada sonido que golpea el suelo,
la carne roja recibe su reflección
como un rayo cae en la noche
sin pasar desapercibida para mi conciencia.

Explota mi culpa dentro de mi,
culpa mas que de cualquier acto
es de no tenerte aquí conmigo
viendo como escribo sin motivo
despiértame y di que no quería despertar.

Un ángel del demonio me pasa buscar
me invita donde no te podré encontrar
me invita donde mis propias manos no podré hallar
me invita a un cuarto de eterna posición horizontal

El tiempo devora a este ángel
desaparece al fin, me deja solo nuevamente
y para mi nueva condena
justo ahora cuando me hacia su amigo

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sábado, 7 de noviembre de 2009

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